NUEVA RECOMENDACIÓN DE BECARIA
EDITH NEWBOLD JONES (nombre de soltera de Edith Wharton) nació en Nueva York en 1862, en el seno de una rica familia del mundo financiero. Con ella pasó parte de su infancia viajando por Europa, y, de vuelta a Nueva York, fue educada por institutrices. A los veinticinco años se casó con Edward Robbins Wharton, un graduado de Harvard doce años mayor. El conflicto entre sus inquietudes artísticas y literarias y el papel que tenía asignado como dama de la alta sociedad fue causa de contrariedades y de una grave depresión, pero también fuente de inspiración. En 1878 había publicado privadamente un volumen de poesías, y en 1897 un libro de decoración contra la estética victoriana, The Decoration of Houses (en colaboración con el arquitecto Ogden Codman), pero hasta 1902 no se atrevió con la que habría de ser su primera novela, The Valley of Decision, y no sería realmente reconocida hasta la segunda, La casa de la alegría (1905). A ésta siguieron, entre otras, The Fruit of the Tree (1907), Ethan Frome (1911), El arrecife (1912), Las costumbres nacionales (1913), La edad de la inocencia (1920), por la que recibió el premio Pulitzer, y Los niños (1928), además de un gran número de relatos. En 1910 se estableció en París, y tres años después se divorciaría de su marido. Su contribución a la causa aliada en la Primera Guerra Mundial le valió la Legión de Honor. Murió en 1937 en Pavillon Colombe, su casa en Saint-Brice-sous-Fôret
Ethan Frome
UN HOMBRE: Ethan Frome camina encorvado y apenas habla. Pero un halo de misterio enaltece su figura y preserva lo que le queda de dignidad, camuflando a su vez todo rastro de cobardía.
DOS MUJERES: Zeena -la esposa de Ethan- una arpía capaz de imponer su despotismo tan rico en astucia como ruin en los móviles, y su prima Mattie, una joven llena de vida cuya inocente sensualidad ilumina la grisura del hogar de los Frome y descubre a Ethan horizontes insólitos.
UN MUNDO: el condado de Starkfield, un rincón de Nueva Inglaterra, olvidado de Dios y elegido por el Destino. La desolación es el tapete sobre el que el azar lanza la moneda trucada: cara o cruz poco importa pues la tragedia está ya predeterminada y sus víctimas condenadas a serlo sin grandeza.
Con unas palabras tan hermosas y duras como el hielo que cubre estas tierras, Edith Wharton, autora de La edad de la inocencia, ha logrado dibujar el rostro de la desesperación más honda.
Una obra muy alejada de los escenarios y ambientes tradicionales de la autora: la alta sociedadad neoyorquina. En el espléndido prólogo que acompaña la obra, Soledad Puertólas plantea las reminiscencias que de "Cumbres Borrascosas" tiene esta curiosa obra de Wharton.
Revisión y remaquetado de una de mis antiguas reseñas, ahora con a calidad L@C.
Podéis obtener más info sobre el libro y comentar sobre el mismo AQUI.
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