NUEVA RECOMENDACIÓN DE TEREFTALICO
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La primera de las aventuras de Malus Darkblade comienza en el frío continente de Naggaroth, y finalizará en un viaje por los remotos e imprevisibles Desiertos del Caos, en busca de una poderosa reliquia que otorgará un gran poder a aquel que se haga con ella. Un tema mil y una veces visto en cualquier novela de fantasía épica de viajes al uso, pero cuyo principal interés reside en la malicia innata del personaje (de ahí el juego de palabras en su nombre). Sea fruto o no de la sociedad que le ha visto nacer, el personaje derrocha maldad a lo largo de las más de trescientas páginas que dura la novela. Su espíritu se corresponde con lo que un auténtico elfo oscuro (un druchii, como se les conoce) de "Warhammer" debe ser, cruel, ambicioso, sin escrúpulos y sin remordimientos. Malus Darkblade hace gala de todos esos adjetivos y los aplica a lo largo de sus aventuras, escudándose de posibles intrigas contra su persona o complots familiares que le desvirtúen, en las que no estará solo, pues le acompañan una serie de compañeros, también druchii, como Lhunara o Dalvar, cuyo viaje ha sido organizado por nada más y nada menos que por su hermana Nagaira, hacia la que siente cierto grado de atracción sexual, pues él es un hijo bastardo (de ahí lo de Darkblade, "espada oscura", como se les denomina a los nacidos de bruja) por lo que los lazos de sangre quedan algo diluidos (sólo un poco). Pero no por tratarse de personajes en esencia malignos dejan de existir actitudes heroicas (a su modo) o resistencias épicas contra hordas de monstruos, de eso hay a puñados, pues se trata de una franquicia ("Warhammer") que hace hincapié en todos esos valores. Hasta en el mal abunda la epicidad.
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