18 de octubre de 2011

Suite Francesa, Irène Némirovsky



NUEVA RECOMENDACIÓN DE BECARIA
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El descubrimiento de un manuscrito perdido de Iréne Némirovsky causó una auténtica conmoción en el mundo editorial francés y europeo. Novela excepcional escrita en condiciones excepcionales, Suite Francesa retrata con maestría una época fundamental de la Europa del siglo XX. En otoño de 2004 le fue concedido el premio Renaudot, otorgado por primera vez a un autor fallecido.

Imbuida de un claro componente autobiográfico, Suite francesa se inicia en París en los días previos a la invasión alemana, en un clima de incertidumbre e incredulidad. Enseguida, tras las primeras bombas, miles de familias se lanzan a las carreteras en coche, en bicicleta, o a pie. Némirovsky dibuja con precisión las escenas, unas conmovedoras y otras grotescas, que se suceden en el camino: ricos burgueses angustiados, amantes abandonadas, ancianos olvidados en el viaje, los bombardeos sobre la población indefensa, las artimañas para conseguir agua, comida o gasolina. A medida que los alemanes van tomando posesión del país, se vislumbra un desmoronamiento del orden social imperante y el nacimiento de una nueva época. La presencia de los invasores despertará odios, pero también historias de amor clandestinas y públicas muestras de colaboracionismo.

Concebida como un composición en cinco partes -de las cuales la autora solo alcanzó a escribir dos- Suite francesa combina un retrato intimista de la burguesía ilustrada con una visión implacable de la sociedad francesa durante la ocupación. La primera narra, a través de un mosaico de personajes de distinta clase social, la derrota de Francia ante Alemania y el caótico éxodo de los parisienses por las carreteras, bajo las bombas, en busca de una zona de refugio; la segunda se centra en la permanencia de las tropas alemanas en Bussy, un pequeño pueblo que se convierte en microcosmos de la crispada convivencia entre alemanes y franceses. La autora evita, en todo momento, caer en la crónica, y dota a su narración de un ritmo cinematográfico que salta de un personaje a otro, enfocándoles en una red de fatalidad tejida por la convulsión de la época que les ha tocado vivir.
Con lucidez, pero también con un desasosiego notablemente exento de sentimentalismo, Némirovsky muestra el fiel reflejo de una sociedad que ha perdido su rumbo; registra con portentosa serenidad, sin consentirse ninguna flaqueza sentimental, la perturbación de hombres y mujeres zarandeados por la guerra: la angustia que se vuelve mezquindad, la exaltación inútil, la vileza de la fama, el atolondramiento, la hostilidad, el hambre, las cobardías; y al lado, en menor medida, la abnegación, los brotes de ternura, el amparo de la dignidad.
El tono realista y distante de Némirovsky le permite componer una radiografía fiel del país que la ha abandonado a su suerte y la ha arrojado en manos de sus verdugos.
Estamos pues ante un testimonio profundo y conmovedor de la condición humana, escrito sin la facilidad de la distancia ni la perspectiva del tiempo, por alguien que no llegó a conocer siquiera el final del cataclismo que le tocó vivir.

El volumen incluye un prólogo en el que se narra la vida de Némirovski, la huida de sus hijas y el destino del manuscrito perdido. También una selección de su diario, donde iba resolviendo la planificación de su novela. En éste incluye esquemas, pensamientos sobre ritmo o situaciones narrativas y comparaciones con otras obras. Es una especie de monólogo escrito, tan fascinante que nos hace sentir que a hurtadillas la escuchamos reflexionar en voz alta. Al final, la correspondencia enviada y recibida por Némirovski, Epstein y sus editores, mediante la cual podemos seguir la angustia de Irène ante el futuro; los esfuerzos de Michel para sacarla de Auschwitz, las muchas humillaciones que sufrió en inútiles diligencias para recuperar a una mujer que, sin él saberlo, ya estaba muerta.


Podéis obtener más info sobre el libro y comentar sobre el mismo AQUI.

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